1 de julio de 2019

Saber seguir a Cristo

Mt 8, 18-22

“18 Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. 19 Y un escriba se acercó y le dijo: ‘Maestro, te seguiré adondequiera que vayas’. 20 Dícele Jesús: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’. 21 Otro de los discípulos le dijo: ‘Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». 22 Dícele Jesús: ‘Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos’”.


COMENTARIO

No era extraño que, en tiempos del Hijo de Dios hubiese quien quisiera seguir al Maestro porque muchos habían oído hablar de aquel Maestro de Nazaret que enseñaba de forma diferente. Incluso el texto de hoy nos habla de un escriba que debía ser persona de importancia. Y quiere seguirlo, y así se lo dice.

Las cosas no son, como podemos imaginar, tan de color de rosa para aquel hombre que tiene por bueno seguir a Jesucristo pero que, en realidad, poco sabe de qué significa eso. Y es que el Hijo de Dios tiene que poner las cartas sobre la mesa y decir, simple y llanamente, que tiene poco o, mejor, nada.

Hay, también, quien quiere no dejar de olvidar su pasado porque, como seres humanos que somos, eso no es siempre fácil. Pero Jesucristo sabe que quien no es capaz de olvidar el corazón que se tenía no puede ser discípulo suyo.


JESÚS,  ayúdanos a seguirte con todas las consecuencias.


Eleuterio Fernández Guzmán

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