Lc 8, 16-18
“16
‘Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un
lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la
luz. 17 Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no
venga a ser conocido y descubierto. 18 Mirad, pues, cómo oís; porque al que
tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará’”.
COMENTARIO
Las
palabras del Hijo de Dios, no olvidemos que son la Palabra, dicen mucho más de
lo que, en un principio podría suponerse que dicen. Y en este caso, como lo es siempre,
también pasa eso.
La
Palabra de Dios, verdadera Luz para el mundo, no puede esconderse debajo de
ningún celemín porque sería ocultar el Bien y el Bien vino al mundo para
quedarse.
Es
más, aquí Cristo hace una grave advertencia. Y es que hace una advertencia de
cara al Juicio particular a que cada uno de nosotros seremos sometidos: más nos
vale que nuestra fe sea de verdad porque, de lo contrario, se nos quitará.
JESÚS, gracias
por hacernos una advertencia tan clarificadora.
Eleuterio Fernández Guzmán
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