1 de octubre de 2012

Saber lo que Dios quiere







Lunes XXVI del tiempo ordinario





Lc 9, 46-50

“En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: ‘El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor’.


Tomando Juan la palabra, dijo: ‘Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros’. Pero Jesús le dijo: ‘No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros’”.


COMENTARIO

Era lógico que aquellos que seguían a Jesús quisieran saber quién iba a ser el primero de entre ellos. Pensaban como humanos y así actuaban. Pero estaban muy equivocados en su pensamiento.

Jesús sabía que para entrar en el definitivo Reino de Dios no hay que actuar como personas humanas que sólo tienen en su corazón lo mundano. Hay que tener en cuenta, en exclusiva, la voluntad de Dios y sus entrañas de misericordia y hacer, entonces, lo propio.

También sabía Jesús que si no se estaba en contra de Él se estaba a favor de lo que decía y lo que hacía. Por eso si alguien actuaba a favor del prójimo y en la remediación de los necesitados estaba haciendo lo que Dios quería que se debía hacer y no podía ser malo.


JESÚS, los que te siguen en muchas ocasiones sólo piensan en sus cosas de seres mundanos pero en pocas ocasiones tienen en cuenta lo que debería hacer según quiere Dios. Por eso nosotros mismos no actuamos, en demasiadas ocasiones, como deberíamos.




Eleuterio Fernández Guzmán

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