1 de abril de 2023

Cuando el Mal pergeña las cosas

Jn 11, 45-47

"Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en Él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.

Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: '¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en Él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación'.

Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: 'Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?'

No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.

A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso Él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.

Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: '¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?' Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde Él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo." 

COMENTARIO

Como nos dice este texto del Evangelio de San Juan hubo un momento determinado en el que algunos de los considerados sabios decidieron matar al Hijo de Dios. Así, como quien no quiera la cosa...

El caso es que habían tenido muchas ocasiones para darse cuenta de que Jesucristo era muy perjudicial para sus humanos intereses. Y lo era porque querer que se cumpliera hasta la última tilde de Ley de Dios no les convenía para nada porque eso iba en contra de su forma de hacer las cosas.

Tampoco nos extraña que muchas personas se preguntaran las razones de que no detuviesen al Hijo de Dios. Y es que aún no había llegado el momento que estaba escrito...

JESÚS,  gracias por mantenerte firme en tu misión. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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