23 de noviembre de 2019

La resurrección tiene su propia forma de ser


Lc 20, 27-40

"27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: 28 'Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. 29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; 30 y la tomó el segundo, 31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. 32 Finalmente, también murió la mujer. 33 Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer». 34 Jesús les dijo: 'Los hijos de este mundo toman mujer o marido; 35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, 36 ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. 37 Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. 38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven'. 39 Algunos de los escribas le dijeron: 'Maestro, has hablado bien. 40 Pues ya no se atrevían a preguntarle nada."

COMENTARIO

Es de imaginar que los saduceos que, como nos dice el texto bíblico, no creían en la resurrección, quisieran conocer lo que creía, a tal respecto, el Maestro. Y no lo hacían por querer saber de verdad sino por ver si cogían en un renuncio a Jesucristo.
Ellos, al parecer, no comprendían lo que era la vida del Cielo. En realidad, hasta la muerte y resurrección de Jesucristo no se abrieron sus puertas y, claro, nada podían saber ni conocer de tal realidad espiritual.
Lo que deja claro el Hijo de Dios es que tras la resurrección de los muertos las cosas no serán como son, entonces y ahora, en el mundo sino que serán de otra forma. Y a tal forma sólo pueden aspirar los que sean “dignos de tener parte en aquel mundo”, como nos dice Cristo.

JESÚS, gracias por decirnos la verdad acerca de la resurrección y de los merecimientos que debemos atesorar.

Eleuterio Fernández Guzmán

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