21 de noviembre de 2019

Así se cree en Dios

Mt 12, 46-50
"Todavía Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él. Alguien le dijo: '¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.' Pero él respondió al que se lo decía: '¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?' Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: 'Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.'"


COMENTARIO

No podemos decir que fuera nada extraño que la Madre del Hijo de Dios quisiese hablar con su hijo y acudiera allí donde estaba predicando. Y sobre eso de los “hermanos” ya sabemos que tiene un sentido, digamos, “amplio y familiar” y no se refiere a hermanos de sangre o tenidos de la misma mujer, en este caso María.
Que Jesús quería a María, su Madre, es del todo lógico, normal y esperado. Por eso pudiera parecer que la desprecia cuando habla de la forma que habla pero, en realidad, la alaba.
Cuando Jesucristo dice que es su madre, por ejemplo, y sus hermanos quienes cumplen la Voluntad de Dios lo que está diciendo es que su Madre, precisamente María, sí lo ha hecho siempre. Y eso es una gracia del Todopoderoso que ha sabido aprovechar aquella joven María.

JESÚS, gracias por poner las cosas en su sitio.

Eleuterio Fernández Guzmán

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