4 de septiembre de 2019

Cristo cumple con su misión

Lc 4, 38-44

38 Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella. 39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. 40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. 41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: 'Tú eres el Hijo de Dios'. Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. 42 Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les dejara. 43 Pero él les dijo: 'También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado'. 44 E iba predicando por las sinagogas de Judea."

COMENTARIO

El Hijo de Dios, Dios hecho hombre, había sido enviado al mundo para cumplir una misión. Podemos decir que no era poca cosa lo que debía hacer y transmitir al mundo porque mucho se había tergiversado la Voluntad del Todopoderoso.
Aquel hombre, el hijo de María y de José, hacía cosas extraordinarias. Y tanto es así que los demonios que eran expulsados de aquellos a quienes poseían reconocían al Santo de Dios. Ellos sí que sabían que era quien era.
De todas formas, Jesucristo sabía que debía continuar con aquello en lo que consistía su misión. Y no duda lo más mínimo en continuar por aquellas tierras dadas por Dios al hombre.


JESÚS, gracias por cumplir con tu misión de forma tan perfecta.


Eleuterio Fernández Guzmán

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