Mc 13, 33-37
“’Estad atentos y vigilad, porque ignoráis
cuándo será el momento. Al igual que un
hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno
su trabajo, y ordena al portero que
vele; velad, por tanto, ya que no sabéis
cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar
del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre
dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!’”
COMENTARIO
Jesús continúa insistiendo acerca de
la necesidad de velar por aquello que nos conviene y que no es otra cosa que la
vida eterna por la que debemos suspirar y, por tanto, actuar en consecuencia.
Es bien cierto que no sabemos cuándo
seremos llamados por Dios. Y, por eso mismo nuestra preparación ha de ser
continua. Una verdadera confesión de fe que nos ayude a presentarnos ante Dios
de una forma adecuada.
¡Velemos! Debemos velar siempre
porque, de otra manera, con toda seguridad nos sorprenderá Dios con el espíritu
dormido y, entonces, será el llanto y el rechinar de dientes pero ya nada tendrá
remedio.
JESÚS, ayúdanos a velar por nuestro propio
bien.
Eleuterio Fernández Guzmán
No hay comentarios:
Publicar un comentario