12 de octubre de 2013

Lo que pensamos saber y lo que, en verdad, es




Sábado XXVII del tiempo ordinario


Lc 11,27-28

“En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, sucedió que una mujer de entre la gente alzó la voz, y dijo: ‘¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!’. Pero Él dijo: ‘Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan’”.


COMENTARIO

Las personas que seguían a Jesús es de entender que lo querían mucho y que escuchaban con delectación cada palabra, de Dios, que salía de su boca. Por eso no es de extrañar que tuvieran por muy buena persona a la madre que había criado un hombre como Aquel.

Jesús, sin embargo, sabe que las cosas no están puestas para su propio gusto sino por voluntad de Dios y que la misma es, muchas veces, muy distinta a como creían aquellos que le escuchaban. Oír, escuchar la Palabra de Dios era lo importante.

Sin embargo no bastaba, no basta, con escuchar la Palabra de Dios. Con ser importante dar el paso de, en efecto, querer acercarse al Creador escuchando lo que nos dice, lo más importante es hacer lo que la misma dice o, como dice Jesús, “guardarla” en nuestro corazón para ponerla por obra. Eso es lo importante.


JESÚS, muchas verdades nos dices que son muy importantes para nosotros y que nos ayudan a darnos cuenta de lo que, en verdad, importa. Ayúdanos a comprenderlas lo mejor posible.


Eleuterio Fernández Guzmán

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