11 de octubre de 2013

Con el poder de Dios





Viernes XXVII del tiempo ordinario

Lc 11,15-26

En aquel tiempo, después de que Jesús hubo expulsado un demonio, algunos dijeron: ‘Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios’. Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. 

Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: ‘Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?, porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

‘Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: ‘Me volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar la encuentra barrida y en orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio’”.

COMENTARIO

Los que perseguían a Jesús para denunciarlo por algo no tardaban en sembrar cizaña entre sus discípulos y, en general, entre el resto de miembros del pueblo elegido por Dios. Ahora era el tema del demonio y del domino que tenía el Mesías sobre aquellos enviados del Mal.

Decir que Jesús dominaba a los demonios porque era, en sí mismo, un demonio, era más que grave porque suponía que no era el Hijo de Dios sino, en todo caso, el hijo perdido que abandonó la bondad del Padre y actúa contra el Señor todo lo que puede.

Jesús, sin embargo, rebate sus pretensiones diciéndoles que también sus antepasados y sus contemporáneos, cuando echan de una persona un demonio también lo harán por obra del Mal. Él, sin embargo, lo hacía por mandato de Dios y era más que diferente.



JESÚS, los que te persiguen han de saber, deberían saber, que como Hijo de Dios nada te es imposible. Ayúdanos a tenerlo siempre presente.





Eleuterio Fernández Guzmán


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