8 de mayo de 2022

Comprender a Cristo

Jn 10,1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús: ‘En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños’.

Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: ‘En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’.

 

COMENTARIO

 

Jesús sabe perfectamente que la historia del pueblo escogido por Dios, el judío, es larga. Por eso es consciente de que muchos han venido antes que Él pero que sólo Él es el Mesías.

 

Dice, por eso, que es la puerta. Y ha de querer decir entonces y ahora que se entra en el Cielo a través de Él. Por eso hay que seguirlo porque es la única forma establecida por Dios de acudir donde el Padre tiene su definitivo Reino.

 

Jesucristo, además, insiste en algo que dice muchas veces y que es, al fin y al cabo, el objeto de su venida al mundo: ha venido a que el mundo que crea en Él se salve. Y, es más, sólo se salvará quien crea en el Enviado de Dios, en su Mesías.

 

JESÚS, ayúdanos a no dejar de creer en ti nunca.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

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