29 de mayo de 2011

Cumplir la Ley de Dios

Jn 14,15-21


“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros. No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros sí me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él”.


COMENTARIO


Seguir a Cristo no puede querer decir, simplemente, hacer como que se cree en lo que hace y pone en práctica el Hijo de Dios. Tal forma de comportarse no puede estar de acuerdo con la voluntad del Padre.

Hace falta guardar, en nuestro corazón, lo que Jesús dijo e hizo y, luego, llevarlo a nuestra vida particular. Para ello tenemos las mociones del Espíritu Santo que, como dice Jesús, mora con nosotros, está con nosotros.

Amar a Cristo es, por eso mismo, ser hermano del Hijo de Dios y traer, a nuestra vida, los Mandamientos y las Bienaventuranzas que Jesús hizo cumplir y pronunció su vida pública. Sólo así podremos decir que somos hijo de Dios.




JESÚS, nos enviaste al Espíritu Santo para que nos acompañase hasta el fin del mundo y hasta que Tú regreses en la Parusía. No basta, sin embargo, con hacer como que te seguimos por Tú mide un seguimiento verdadero.


Eleuterio Fernández Guzmán

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