6 de enero de 2024

Epifanía

Mt 2, 1-12


"Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: '¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.' Al oír esto, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: 'En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino."

COMENTARIO

Es casi seguro que cuando aquellos Reyes llegados de oriente alcanzaron el lugar donde estaba el Niño en el corazón de Herodes no hubiera nacido nada bueno sino, al contrario, todo lo malo que el egoísmo y la soberbia puede nacer en el corazón. 

De todas formas, lo más importante que podemos deducir del texto bíblico de hoy es que unos Reyes venidos de muy lejos tuvieron la suficiente creencia en el nacimiento del Rey de los judíos que lo dejaron todo y viajaron muchos kilómetros para presentarse ante Él. 

Los dones que le ofrecen, el oro, el incienso y la mirra, tiene un significado del que mucho se ha hablado ya hasta hoy mismo. El caso es que ellos debían saber de qué trataba toda aquella situación porque, además, no volvieron a ver a Herodes porque se les había dicho en sueños que no lo hicieran y ellos obedecieron aquella advertencia. 

JESÚS,  gracias, simplemente, por haber nacido y presentarte al mundo aquel día. 

Eleuterio Fernández Guzmán 

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