Lc 6, 39-45
“29 Les añadió una parábola: ‘¿Podrá un ciego guiar
a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40 No está el discípulo por encima
del maestro. Todo el que esté bien formado, será como su maestro. 41 ¿Cómo es
que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga
que hay en tu propio ojo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja
que saque la brizna que hay en tu ojo’", no viendo tú mismo la viga que
hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás
ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano. 43 ‘Porque no hay
árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto
bueno. 44 Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los
espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. 45 El hombre bueno, del buen tesoro
del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que
rebosa el corazón habla su boca.”
COMENTARIO
Es cierto y verdad que el Hijo de Dios no quiera
nada malo para sus hermanos los hombres. Y es que su Padre del Cielo, Dios
Todopoderoso, se los había entregado para que sólo se perdiera el hijo de la
perdición…
Esto lo decimos porque lo que dice en este texto del
Evangelio de San Lucas no deja de ser difícil de aceptar. Y es que solemos ser
demasiado soberbios como para hacer lo
que quiere Cristo que hagamos.
En el fondo está lo que nos dice Jesucristo que
tiene todo que ver con cómo somos nosotros: si tenemos un corazón bueno, del
mismo no puede salir fruto malo y si lo tenemos malo… al revés.
JESÚS, gracias
por querer que sepamos cómo somos.
Eleuterio Fernández Guzmán
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