30 de noviembre de 2019

Seguir así a Cristo


Mt 4, 18-22
"En aquel tiempo, paseando Jesús por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres. Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron."

COMENTARIO

Nosotros, lógicamente, no sabemos de verdad cómo era la mirada del Hijo de Dios ni a qué convencimientos hacía llegar. El caso es que el Evangelio de hoy nos muestra que no debía ser como la de cualquier otro ser humano sino que debía llegar muy dentro en el corazón.
Aquellos hombres, rudos, eran pescadores de peces. Y estaban llevando a cabo su labor diaria cuando se les cruzó en el camino de su vida Jesucristo. En realidad, no sabemos qué paso por los corazones de aquellos cuatro hombres pero sí sabemos lo que hicieron al instante.
En realidad, lo dejaron todo. Y tanto los dos primeros, Simón y Andrés como los segundos, a la sazón Juan y Santiago, los hijos de Zebedeo, sin dudarlo ni un instante, dejan lo que estaban haciendo y se van con Jesucristo. Así, sin mirar hacia atrás...

JESÚS, ¿Cómo miraste a tus primeros Apóstoles?

Eleuterio Fernández Guzmán

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