24 de enero de 2019

Los malos espíritus reconocen a Cristo



Mc 3,7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: ‘Tú eres el Hijo de Dios’. Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran”.


COMENTARIO

Muchos seguían a Jesús

Como los más pobres de entre los pobres y los más necesitados de salvación física o espiritual reconocían en Jesús a quien podían hacerles mucho bien no dejaban de seguirlo. Allí donde iba una multitud de personas le seguían.

Cumplía con su misión

Jesús sabía perfectamente que era Dios y que había venido al mundo a cumplir lo que tenía encargado. Por eso siempre ayuda a los que, de verdad, necesitan ayudan porque había venido a salvar los que necesitaban salvación.

Los malos espíritus

La verdad sobre que Jesús era Dios la certifican aquellos malos espíritus que lo reconocían como el Hijo de Dios. En realidad, aquello era como decir que también tenía poder sobre ellos. Y lo tenía.

JESÚS, ayúdanos a reconocerte siempre en nuestra vida.

Eleuterio Fernández Guzmán


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