Lc 9,51-56
“Sucedió que como se iban cumpliendo los días de
su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros
delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para
prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a
Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres
que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’. Pero volviéndose, les
reprendió; y se fueron a otro pueblo.”
COMENTARIO
Jesús, a pesar de los
intentos de Satanás (en boca de Pedro) para que evitar aquello que, por
voluntad de Dios, debía sucederle, sabía que nada podía hacer para oponerse a
la misma. En realidad, podía pero, como hijo fiel, no quería.
Jesús quiere ir a
Jesuralén porque sabe que allí le darán muerte y que la misma será para bien de
la humanidad. Y algunos de sus discípulos, que al parecer, no entendían lo que
estaba pasando, manifiestan una ira y una rabia que no era la propia del Reino
de Dios.
Jesús no puede permitir
que se utilice el poder de Dios para hacer daño. Él, portavoz de la paz
verdadera no estaba dispuesto que en nombre del Creador se pudiera dañar al
prójimo. Y los reprende.
JESÚS, algunos de los tuyos manifiesta una
ira y una rabia que no puedes permitir. Ayúdanos a tener un corazón blando,
limpio, puro jovial y no vengativo.
Eleuterio Fernández
Guzmán
No hay comentarios:
Publicar un comentario