5 de enero de 2017

Encontrar a Cristo


Jn 1,43-51

En aquel tiempo, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice: ’Sígueme’. Felipe era de Bestsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: ‘Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret’. Le respondió Natanael: ‘¿De Nazaret puede haber cosa buena?’. Le dice Felipe: ‘Ven y lo verás’.

Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: ‘Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño’. Le dice Natanael: ’¿De qué me conoces?’. Le respondió Jesús: ‘Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi’. Le respondió Natanael: ‘Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel’. Jesús le contestó: ‘¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores’. Y le añadió: ‘En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre’”.


COMENTARIO

Aquellos que encuentran a Jesús por primera vez no quedan insatisfechos. Si Cristo dijo más tarde que era bienaventurado quien, al encontrarlo, no se alejaba desilusionado, tanto Felipe como Andrés y Pedro quedaron más que satisfechos y gozosos.

Ellos, los que encuentran a Cristo, no quieren dejarlo de contar. Y es que habían sido demasiados siglos esperando al Mesías como para ir por ahí callando eso. Y se lo dicen a Natanael.

Natanael se sorprende por lo que le dice Jesús. Y, siendo eso nada de extrañar más aún debió extrañarle cuando le dice que verían al Hijo del hombre en las circunstancias que les dice.


JESÚS, ayúdanos a buscarte, a buscarte y encontrarte.



Eleuterio Fernández Guzmán

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