Jueves IX
del tiempo ordinario
Mc 12,28-34
“En aquel tiempo, se
llegó uno de los escribas y le preguntó: ‘¿Cuál es el primero de todos los
mandamientos?’. Jesús le contestó: ‘El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor,
nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El
segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento
mayor que estos’.
Le dijo el escriba: ‘Muy
bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de
Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las
fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y
sacrificios’.
Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: ‘No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.’”
Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: ‘No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.’”
COMENTARIO
Había quien quería coger
al Maestro en un renuncio. Por eso se le hacían preguntas con trampa. Pero
también había quien quería aprender de verdad o, al menos, comprobar lo que se
creía saber.
Preguntar a Jesús, sin saber
que es Dios mismo, tiene mucho que ver con aquella forma de comportarse de
quien quiere aprender. Y Jesús le responde con la verdad: el Primer Mandamiento
de la Ley de Dios es amar al
Todopoderoso con todo el corazón.
Aquel hombre, ciertamente,
sabía lo que, de verdad, era importante. Por eso Jesús le dice que está cerca
del Reino de los Cielos. En verdad aún le faltaba, a lo mejor, llevar su
creencia a la práctica… la verdad.
JESÚS,
ayúdanos
a tener por bueno y verdad el Primer Mandamiento.
Eleuterio Fernández Guzmán
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