9 de abril de 2016

No hay que tener miedo de ser discípulos de Cristo


Sábado II de Pascua

Jn 6,16-21

Al atardecer, los discípulos de Jesús bajaron a la orilla del mar, y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos; soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse. Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. Pero Él les dijo: ‘Soy yo. No temáis’. Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.”

COMENTARIO

No temáis

Jesucristo, cuando comenzó a predicar a los que había como sus discípulos sabía que eran duros de corazón y que aún no estaban preparados para recibir el Mensaje de Dios de una forma total y absoluta. Por esto trata de hacerles ver que con Él no han de tener miedo y que basta con seguirle y creer en su amor y misericordia.

Ellos tienen miedo cuando lo ven llegar caminando sobre las aguas. Eso no es nada extraño porque, al parecer, aún no conocía el poder que tenía Dios mismo hecho hombre. Pero Él los calma. Calma, así, el corazón de los que han de ser sus apóstoles.

El caso es que Cristo, que tanto quería a sus discípulos, no quiere que se espanten cuando vean algo como lo que ahora acaban de ver. Y es que no será lo último que tendrán que soportar sus corazones aún no preparados para ciertas revelaciones.


JESÚS,  ayúdanos a estar preparados para recibir tu santa doctrina.



Eleuterio Fernández Guzmán

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