20 de abril de 2022

Volviendo de Emaús

Lc 24, 13a.15-17a.19b-32


"13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, 14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15 Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; 16 pero sus ojos estaban retenidos para que no le  conocieran. 17 El les dijo: '¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?' Ellos se pararon con aire entristecido. 18 Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: '¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?' 19 El les dijo: '¿Qué cosas?' Ellos le dijeron: 'Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; 20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, 23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición  de ángeles, que decían que él vivía. 24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.' 25 El les dijo: '¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?' 27 Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. 28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. 29 Pero ellos le forzaron diciéndole: 'Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.' Y entró a quedarse con ellos. 30 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. 31 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. 32 Se dijeron uno a otro: '¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?'".


COMENTARIO

El caso de los discípulos de Emaús seguramente fue el más común entre los discípulos del Hijo de Dios. Ellos tenían muchas esperanzadas en la realización del Reino de Dios en el mundo pero habían visto como hacía bien poco habían colgado en una Cruz a su Maestro y eso les entristecía.

Los de Emaús no eran, por tanto, nada fuera de lo común sino que, al contrario, su forma de actuar debió ser lo normal. Pero ellos se encuentran con Jesucristo resucitado y, aunque al principio no se dan cuenta lo hacen cuando lo ven partir el pan. Y es que es seguro que lo vieron más de una vez hacer eso.

La verdad es que ellos, aún sin saberlo, entendían que aquella persona que les hablaba no era una persona más que los acompañaba por el camino. Ellos mismo dicen que les ardía el corazón mientras Cristo les explicaba las Escrituras.



JESÚS, gracias por mostrar y demostrar que habías resucitado.


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