Mt 11,25-27
“En aquel
tiempo, Jesús dijo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado
a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido
entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre
le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar’”.
COMENTARIO
Jesús sabe que hay muchos que, creyéndose
mayores de edad espiritual, no son más que niños que no han alcanzado,
siquiera, el nivel mínimo para acceder al Cielo. Ellos, sin embargo, se
consideran sabios.
Jesús, sin embargo, sabe que hay otros
que, muy lejos de tales personas, mucho menos formados espiritualmente y pobres
de espíritu, conocen aquellos principios elementales pero fundamentales que son
los que nos procuran la salvación eterna.
Hay algo, además, que deberíamos tener en
cuenta y que tiene mucho que ver con lo que interesa a todo aquel que quiere
salvarse: es Cristo quien escoge a quién revelar lo que es crucial para su
vida. Cristo, pues, escoge y elige y los demás, en todo caso, aceptamos o no
aceptamos.
JESÚS, ayúdanos a ser de los pequeños en la fe.
Eleuterio Fernández Guzmán
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