15 de febrero de 2020

Para eso había salido


“29 Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de
Simón y Andrés. 30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. 31 Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. 32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; 33 la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. 34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían. 35 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. 36 Simón y sus compañeros fueron en su busca; 37 al encontrarle, le dicen: ‘Todos te buscan.’ 38 Él les dice: ‘Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido.’ 39 Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.”


COMENTARIO

El caso de la suegra de Pedro era uno de tantos a los que se enfrentó Jesucristo en su vida de predicación y de transmisión de la Buena Noticia. Y hace lo único que puede hacer quien puede hacerlo: curar, sanar, dejar limpio el cuerpo y el alma.

No debe extrañarnos nada de nada lo que hacen aquellos que necesitan el auxilio del Hijo de Dios. Por eso, en cuanto se dan cuenta de que ha ido a determinado lugar, van a buscarlo. Lo necesitan de verdad.

Lo que dice Jesucristo es muy importante y dice mucho, debería decir mucho, a los que creen que aquel Maestro no sabía que era Dios hecho hombre. Y es que dice que ha salido para eso, para predicar. Y es era plenamente consciente de su ser y de su naturaleza.


JESÚS,  gracias por cumplir tan bien con tu misión.

Eleuterio Fernández Guzmán

No hay comentarios:

Publicar un comentario