Mt 5, 20-22a. 27-28.
33-34a. 37
“20 ‘Porque
os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos,
no entraréis en el Reino de los Cielos. 21 ‘Habéis oído que se dijo a los
antepasados: No matarás; y aquel que
mate será reo ante el tribunal. 22 Pues yo os digo: Todo aquel que se
encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su
hermano ‘imbécil’, será reo ante el Sanedrín; 27 ‘Habéis oído que se dijo: No
cometerás adulterio. 28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer
deseándola, ya cometió adulterio con
ella en su corazón. 33 ‘Habéis oído también que se dijo a los antepasados: No perjurarás,
sino que cumplirás al Señor tus juramentos. 34 Pues yo digo que no juréis en
modo alguno: ni por el Cielo, porque es
el trono de Dios, 35 ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por
Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. 36 Ni tampoco jures por tu cabeza,
porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. 37 Sea
vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del
Maligno.”
COMENTARIO
Digamos
que el Hijo de Dios tenía un concepto manifiestamente mejorable de los fariseos
y determinadas personas por el estilo. Es decir, que sabía que no hacían lo que
debían hacer y eso podría hacer que el pueblo judío se perdiese.
Jesucristo
enseña, por tanto, ir más allá de lo que ellos enseñan o, mejor, ir justo hasta
donde Dios quiere que se vaya. Por eso enseña cosas que para algunos eran
impensables. Y es que, en realidad, no enseñaban lo que debían enseñar.
Todo,
de todas formas, se resumen en una expresión que es meridianamente clara: donde
nuestra fe dice sí siempre ha de ser sí por muchas pegas que se nos puedan
poner; donde diga la fe que es no puede ser sí sino no.
JESÚS, gracias por enseñar las cosas como son.
Eleuterio Fernández Guzmán
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