14 de enero de 2019

Escuchar a Cristo y seguirlo


Mc 1, 14-20

“14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 15 ‘El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva’. 16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. 17 Jesús les dijo: ‘Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres’. 18 Al instante, dejando las redes, le siguieron. 19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; 20 y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.”


COMENTARIO

Era evidente que Jesucristo sabía que era Dios hecho hombre y que llegaría un momento en el que debía cumplir la misión para la que había sido enviado a la Tierra. Por eso, el encarcelamiento de su primo Juan, el Precursor, debía ser la señal a partir de la cual empezar su tiempo de predicación.  Y lo hacía anunciando la Buena Nueva según la cual el Reino de Dios había llegado al mundo y, lo que es mejor, que la vida eterna ahora era posible alcanzarla. Y fue buscando a los que serían sus discípulos más cercanos, los Apóstoles. Y ellos, que debían ver algo en la mirada y en las palabras de aquel hombre que los llamaba, no dudan en dejar todo lo que tienen entren las manos y se van con Él.


JESÚS,  gracias por haber escogido de aquella forma a los Apóstoles.

Eleuterio Fernández Guzmán

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