24 de octubre de 2017

Ha de venir y debemos estar preparados

Lc 12,35-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!’”.


COMENTARIO

No sabemos cuando va a volver Jesucristo para juzgar a vivos y a muertos pero sí estamos seguros de que eso sucederá y se llevará a cabo. Quiere decir que también habrá personas con vida cuando eso suceda. No lo sabemos y, por eso mismo, Jesús nos avisa de qué es lo que tenemos que hacer al tal respecto.

Podemos optar por no hacer nada, por no limpiar nuestra alma de las suciedades que la “adornan”. Es una forma de actuar bastante ciega porque cuando venga el Juzgador Hijo de Dios no tendremos escapatoria alguna y nada podremos hacer para defendernos de la verdad.

Podemos, sin embargo, tener en cuenta que ha de venir porque, además, sabemos que vendrá. Debemos, entonces, prepararnos para tal fin y cuidar nuestra alma procurando limpiarla en el Sacramento de la Reconciliación o Penitencia. Sólo así podremos ser verdaderamente dichosos.


JESÚS, ayúdanos a darnos cuenta de la necesidad de preparación que tenemos de cara a nuestro juicio particular.


Eleuterio Fernández Guzmán

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