Miércoles
XII del tiempo ordinario
Mt 7,15-20
“En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Guardaos de los falsos profetas,
que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos
rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o
higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol
malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un
árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado
y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis’”.
COMENTARIO
Jesús sabe que hay muchos
que, haciéndose pasar por profetas no son, sino malas personas que quieren
controlar la vida de aquellos a los que dirigen sus profecías. Pues bien, de
tales personas deben cuidarse sus discípulos.
El corazón de aquellos que
quieren seguir al Hijo de Dios ha de estar limpio. Sólo así podrá obtenerse
fruto bueno. Al contrario de la verdad: del corazón pecador sólo puede salir
fruto malo.
Aquí hace Jesucristo una
clara advertencia para aquellos que quieran ser sus discípulos: lo que hacemos
tiene consecuencias de cara a nuestra vida eterna. Por eso debemos dar buen
fruto porque es la mejor manera de que Dios retribuya tal comportamiento con la
vida eterna.
JESÚS,
ayúdanos
a saber dar buen fruto agradable a Dios.
Eleuterio Fernández Guzmán
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