25 de junio de 2017

Dios todo lo sabe y todo lo puede



Mt 10, 26-33

“‘No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. ‘Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro  Padre. En cuanto  a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. ‘Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.”


COMENTARIO

Jesucristo, en este texto del Evangelio de San Mateo, dice lo que debería ser tenido siempre en el corazón de sus hermanos los hombres. Sabe que muchos los van a perseguir pero también sabe que Dios protege a los hijos que se declaran hijos suyos. 

Lo que sí se debe tener en cuenta es que lo que perdura tras la muerte no es el cuerpo, que se corrompe, sino el alma. Por eso el Hijo de Dios avisa acerca de que lo que importa es conservar el alma que será lo que, en su día, se unirá con el cuerpo el día de la resurrección de la carne.

Es más, sabe Jesucristo que el Padre, su Padre, conoce perfectamente a cada uno de sus hijos. Por tanto, aquellos que así se consideran no deben temer nada pero, tampoco, deben negar al Hijo del Todopoderoso porque, hacer eso, supondría negar al propio Dios.


JESÚS, gracias por querer ser hermano nuestro.


Eleuterio Fernández Guzmán 

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