1 de abril de 2016

Volver a la vida sin darse cuenta


Viernes de la octava de Pascua
Jn 21,1-14

Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: ‘Muchachos, ¿no tenéis pescado?’. Le contestaron: ‘No’. Él les dijo: ‘Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis’. La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: ‘Es el Señor’. Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se puso el vestido —pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos. 

Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: ‘Traed algunos de los peces que acabáis de pescar’. Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: ‘Venid y comed’. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ‘¿Quién eres tú?’, sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Ésta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.”

COMENTARIO

Podemos decir que, cuando Jesús es colgado en la Cruz, hay muchos de sus discípulos que creen que todo ha terminado. Por eso muchos vuelven a sus antiguos trabajos. Es el caso de los apóstoles que, siendo la mayoría pescadores, vuelven a sus antiguas labores.

Resulta curioso que sin haber tenido antes nada cuando estaban con el Maestro no les faltaba de nada y ahora, que lo creen que lo han perdido, necesitan de todo. Pero Cristo sabe que necesitan mayor instrucción y formación.

Y Cristo les muestra el poder de Dios indicándoles dónde deben pescar. Ellos, sin embargo, no se atreven a preguntar quién es porque lo saben de sobra. Aun tienen dudas pero ya no de fe sino de darse cuenta de que todo era cierto y verdad. 

JESÚS, ayúdanos a tener fe y a no dudar.


Eleuterio Fernández Guzmán

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