9 de octubre de 2015

Cuidar nuestro corazón

Viernes XXVII del tiempo ordinario
Lc 11,15-26

En aquel tiempo, después de que Jesús hubo expulsado un demonio, algunos dijeron: ‘Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios’. Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. 

Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: ‘Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?, porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

‘Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: ‘Me volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar la encuentra barrida y en orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio'”.



COMENTARIO

Estar separados de Dios

Aquellos que persiguen a Jesús saben que, como lleva a cabo exorcismos, es posible que muchos crean en él por eso. Le atacan, precisamente, sembrando la especie según la cual puede hacer eso porque es discípulo de Satanás. No se dan cuenta de que puede hacerlo porque también tiene dominio sobre los demonios.

Tener el corazón preparado

Jesús hace uso de un ejemplo que viene muy bien para el caso. Quien custodia su casa, aquí dice su palacio, evitará que el ladrón entre a llevarse sus cosas. Lo mismo debe hacer todo hijo de  Dios: custodiar el corazón para evitar que entre el Mal a adueñarse de él.

Dejarse dominar por el Mal

Sin embargo, es posible caer en aquello que supone no custodiar el corazón y dejarse dominar por el Mal. Entonces se cae en una fosa profunda. Eso es lo que quiere Jesús que no se dejen hacer ninguno de sus discípulos.


JESÚS, ayúdanos a no caer en las trampas del Maligno.



Eleuterio Fernández Guzmán

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