Martes XVII del tiempo
ordinario
Mt 13,36-43
“En
aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron
sus discípulos diciendo: ‘Explícanos la parábola de la cizaña del campo’. Él
respondió: ‘El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es
el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del
Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y
los segadores son los ángeles.
‘De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga’”.
‘De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga’”.
COMENTARIO
En este texto del evangelio de san Mateo Jesús anticipa lo que será el
fin del mundo y muchas cosas relacionadas con el mismo. Y es que aquellos que
eran sus apóstoles querían comprender qué quería decir eso de la cizaña
sembrada.
Jesús sabe que es muy importante que comprendan bien lo que significa el
porvenir, aquello que ha de suceder. Por eso les hace ver que la semilla buena
dará más o menos fruto pero bueno pero la semilla mala, la cizaña sólo puede
dar malos resultados. Por eso quien la siembra es Satanás.
Por otra parte, el fin del mundo es anunciado en su forma por Jesús.
Vendrán los ángeles de Dios a recoger lo bueno y lo malo que en el mundo haya
sido: lo malo irá al fuego eterno y lo bueno a la salvación eterna, al Cielo.
JESÚS, ayúdanos a
estar preparados cuando vengan tus ángeles.
Eleuterio Fernández Guzmán
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