En realidad, todo esto es una gran tomadura de pelo. Al final no quedará nada de nada y todo seguirá igual que estaba. Es más, ahora mismo ya está igual que estaba.
Se va a seguir matando con el beneplácito de muchos en el mundo de la política que, como sabemos, están a sus propios intereses y les importa un rábano o un pito lo que pueda pasar con la vida ajena. Si, además, la vida ajena es la más indefensa… aún resulta, todo esto, más macabro y matarífico, de matarife o matador.
Los bien pensantes dentro del Partido Popular creen, o deben hacerlo creer así, que su partido político de verdad está haciendo algo contra el aborto. Viven en su mundo feliz donde toda decisión del partido hay que tomarla por buena caiga quien caiga.
Sin embargo, las personas que sabemos que el aborto va a seguir campando a sus anchas estamos más que seguras que nada de lo que se diga va a afectar a la definitiva ley que se apruebe pues ninguna que no se la de aborto legalizado cero valdrá para nada de nada y todo será disimulo y hacer de su capa un sayo.
Pero, incluso, esto que, en sí mismo, es malo de solemnidad, puede ser mucho peor. Puede parecer imposible pero puede ser multiplicado por mucho su nigérrima realidad.
Esto lo decimos porque está bien, aunque esté mal, que ciertos políticos vayan a la suya y quieran hacernos ver que lo negro es blanco y que la sangre derramada por los miles y miles de aborto no es más que, en todo caso, cosa necesaria. Sin embargo, es peor que peor que haya pastores nuestros o, lo que es lo mismo, aquellos que deben llevar a las ovejas de Dios hacia su definitivo Reino, que muestren algo que jamás deberían mostrar.
No es exagerado si decimos que los pastores que se muestran a favor de “esta” ley (ahora anteproyecto, luego nada de nada) como si eso supusiera un bien objetivo al respecto de la “otra” que ahora está vigente, están actuando directamente contra la Iglesia católica a la que pertenecen. Algunos han dicho, sin embargo, que no les parece bien ni la letra ni la música de esta norma que se pretende aprobar pero hay otros que dan un visto bueno a la misma como sosteniendo aquello del “mal menos” que es peor de los males en determinados casos, como éste, porque supone decir sí donde debe ser dicho no. Y eso bien claro que lo dijo Jesucristo: donde es sí, ha de ser sí y donde es no, ha de ser otro.
Otra cosa es tibieza, pura tibieza. Y estamos más que seguros que los pastores que no se muestran a favor de una ley del aborto cero, cero patatero, zapatero y rajoyero, y son tibios saben, mejor que el que esto escribe, qué dice el Apocalipsis que hace Dios con los tibios.
Pues eso, a convertirse, de verdad, a la fe católica. Aún están a tiempo.
Eleuterio Fernández Guzmán
Publicado en Soto de la Marina
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