Sábado XXV del tiempo ordinario
Lc 9,43b-45
“En aquel tiempo, estando todos
maravillados por todas las cosas que Jesús hacía, dijo a sus discípulos: ‘Poned
en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en
manos de los hombres’. Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba
velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto”.
COMENTARIO
Era lógico que
cuando Jesús hacía cosas maravillosas y curaba a personas, en principio,
incurables o conseguía que demonios que poseían a una persona saliesen de ella,
todos los que eso veían quedaran
asombrados. Pero lo que tenía que venir era mucho más terrible.
Jesús, sin
embargo, sabe lo que le va a pasar. Avisa a los que le escuchan aunque ellos,
como en este caso, no entienden qué quiere decir aquello de que iba a ser
entregado en “manos de los hombres”.
Los que le
escuchan, en este tema, no entienden nada de lo que les dice Jesús acerca de su
futuro. Le preguntan porque quieren saber aunque, a lo mejor, no quieran saber
acerca de tan mal futuro. Por eso dice el evangelio que “temían” preguntar.
JESÚS, aquellos que te siguen quieren y no quieren saber.
Sobre tu futuro, terrible, poco quieren saber. Ayúdanos a aceptar lo que
sabemos que ya está escrito.
Eleuterio
Fernández Guzmán
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