28 de febrero de 2013

Saber lo que debemos hacer



Jueves II de Cuaresma

Lc 16, 19-31

“En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: ‘Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y un pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico pero hasta los perros venían y le lamían las llagas.

‘Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama’. Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros’.

‘Replicó: ‘Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento’. Díjole Abraham: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan’. Él dijo: ‘No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán’. Le contestó: ‘Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite’”.



COMENTARIO

A lo mejor, casi seguro o, seguramente, esto es cierto, el ser humano no espiritual (y sólo carnal) no tiene muy en cuenta a su prójimo. Embebido en sus cosas nada le importa de lo que pasa a su alrededor pues ya tiene bastante, piensa, con lo suyo.

Si hay algo que Dios no puede querer de ninguna de las maneras es la falta de misericordia con el prójimo porque todos somos sus hijos y, por eso mismo, no hacer el bien cuando se puede hacer es un pecado grave de toda gravedad que se ha tener en cuenta cuando corresponda tenerlo en cuenta.

Lázaro subió al seno de Abrahám no porque fuera pobre pues podía haber sido un pobre malvado. Como lo no fue sino que se limitó a pedir el auxilio de quien podía dárselo, Dios le premió con la vida eterna. Y a Epulón… ya sabemos qué le pasó.


JESÚS, tener en cuenta a quien necesita ayuda es muy importante para Dios y para nosotros. Sin embargo, en demasiadas ocasiones hacemos como si eso no fuera con nosotros.





Eleuterio Fernández Guzmán


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