15 de junio de 2022

El cómo debemos hacer

Mt 5, 1-6.16-18



Jesús dijo a sus discípulos:


Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.


Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.


Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.


Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.


Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.’”


COMENTARIO


Limosna, orar y ayunar. Sobre esto es lo que el Hijo de Dios nos advierte pues es más que posible que estemos equivocados en lo que hacemos creyendo, al contrario, que hacemos bien y, en realidad, andamos bastantes errados en la cosa…


Ciertamente, cuando damos limosna, oramos o ayunamos no es que hagamos nada malo sino que son comportamientos adecuados a quien tiene fe y sabe lo que debe llevar a cabo. Sin embargo, no siempre hacemos lo que debemos.


En el fondo, aquí subyace un desconocimiento bastante grande de lo que nos conviene espiritualmente. Y es que Dios, como dice Cristo, ve en lo secreto de nuestro corazón y nos conoce la mar de bien. Por eso debemos cambiar muchas y más actitudes para que sean las que deben ser. 



JESÚS, gracias por aconsejarnos sobre cómo debe ser nuestro comportamiento.



Eleuterio Fernández Guzmán

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