2 de febrero de 2021

Cumplir con la Ley de Dios

Lc 2, 22-35.39-40


"Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 'Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo Israel.'
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: 'Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción - ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.'
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él.




COMENTARIO



En realidad, los padres del Hijo de Dios no hacían nada raro con llevar al Niño a ser presentado al Todopoderoso. Era lo establecido por la ley y ellos no iban a hacer un feo a Quien todo lo había hecho y mantiene.


Tampoco era extraño que Simeón allí estuviera porque era lo normal. Ya llevaba mucho tiempo haciendo eso. Lo que pasa es que aquel día de la Presentación del Señor en el Templo él sabía que iba a ver al Hijo de Dios o, al menos, se dio cuenta de lo que había tenido tan cerca como para reconocerlo.


Nos dice la Santa Escritura que pasando eso se cumplió la Ley o, mejor, que todo se cumplió según la Voluntad del Creador. Y así se daba inicio la vida, digamos, pública de Cristo.




JESÚS, gracias por haber venido al mundo.



Eleuterio Fernández Guzmán

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