3 de octubre de 2018

Seguir a Cristo con todas las consecuencias


Lc 9, 57-62

57 Mientras iba caminando, uno le dijo: 'Te seguirá adondequiera que vayas.' 58 Jesús le dijo: 'Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.' 59 A otro dijo: 'Sígueme.' Él respondió: 'Déjame ir primero a enterrar a mi padre.' 60 Le respondió: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.' 61 También otro le dijo: 'Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.' 62 Le dijo Jesús: 'Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.'”


COMENTARIO

Era de esperar que cuando un Maestro como Jesucristo iba por los caminos, y teniendo en cuenta todo lo que había dicho y hecho desde que comenzara su predicación, muchos quisiesen seguirlo.

El Hijo de Dios sabe que la cosa no es tan fácil como pudiera parecer. Y es que para seguirle se ha de tener en cuenta que no tiene bienes ni es rico ni nada por el estilo. Al contrario: es pobre como los más pobres de entre los que eran del pueblo judío.

El hombre, de todas formas, no quiere olvidar lo que ha sido su vida. Y dejarlo todo para seguir al Hijo de Dios no era del todo sencillo. Sin embargo, bien lo dice Jesucristo y se ha de tener siempre en cuenta: no se puede mirar atrás para alcanzar el Reino de los Cielos y se ha de olvidar el hombre que se haya sido antes.


JESÚS, perdónanos si miramos muchas veces atrás.

Eleuterio Fernández Guzmán

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