Mt
11, 16-19
“'16 ¿Pero, con quién
compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las
plazas, se gritan unos a otros diciendo: 17 'Os hemos tocado la flauta, y no
habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado'. 18
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: 'Demonio tiene'. 19 vino el
Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Ahí tenéis un comilón y un
borracho, amigo de publicanos y pecadores'. Y la Sabiduría se ha acreditado por
sus obras'”.
COMENTARIO
No podemos negar, porque
sería mentir, que las palabras, muchas de las palabras, dichas por Jesucristo,
eran muy duras. Y que estaban destinadas a enseñar y no podía andarse con
comportamientos políticamente correctos.
Jesucristo sabía, y no
por ser Dios hecho hombre sino, simplemente, por lo que veía como hombre, cómo
era la generación a la que había sido enviado: caprichosa y poco convencida de
su propia fe. Es más, tenía por malos a los buenos de verdad como era el caso
de Juan el Bautista.
De todas formas, lo mejor
de todo viene escrito al final de este texto del Evangelio de San Mateo. Es que
a Cristo se le tenía, eso sí, por una persona sabia. Sin embargo, era mucho más
que eso porque era el Hijo de Dios, el Enviado del Todopoderoso que había
venido, por decirlo pronto, a leer la cartilla a más de uno, a poner las cosas
en su sitio.
JESÚS,
ayúdanos a
comprenderte.
Eleuterio Fernández
Guzmán
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