Sábado XXXI del tiempo
ordinario
Lc 16,9-15
“En aquel tiempo, Jesús decía a sus
discípulos: ‘Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando
llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo
mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo
es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os
confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo
vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y
amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis
servir a Dios y al dinero’.
Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Él. Y les dijo: ‘Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios’”.
COMENTARIO
Jesús, al predicar, busca que aquellos que lo escuchan, comprendan que
lo que es importante no es, muchas veces, lo que ellos creían que eran. Y todo lo relacionado con el dinero era, para
algunos de ellos, más que importante.
Jesús sabe que en el Reino de Dios importan otras cosas. Que, por
ejemplo, lo que es pequeño resulta fundamental en las praderas del definitivo
Reino de Dios. Por eso predica acerca de lo que, aparentemente es pequeño pero
es muy importante.
Queda, sin embargo, algo muy importante: Dios conoce nuestros corazones
y, por eso mismo, nada de lo que pretendamos esconder conseguiremos esconder.
JESÚS, ayúdanos a darnos cuenta de lo que, en verdad,
importa.
Eleuterio Fernández Guzmán
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