21 de octubre de 2013

Acumular para el otro mundo





Lunes XXIX del tiempo Ordinario


Lc 12,13-21

En aquel tiempo, uno de la gente le dijo: ‘Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo’. Él le respondió: ‘¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?’. Y les dijo: ‘Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes’.
Les dijo una parábola: ‘Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’. Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios’”.

COMENTARIO

Algunos de los que seguían a Jesús lo querían tener, también, como juez. Creían que, por su sabiduría, bien podía ejercitar aquella labor que, en tantas ocasiones, es muy importante. Pero Jesús sabia que tal no era su cometido.

Jesús apunta, en este texto evangélico, una verdad muy importante que no debería ser olvidada ni por nadie ni nunca: no importan los bienes, lo material, de este mundo sino que lo único que nos conviene es preparar nuestra vida junto al Padre.

En cualquier momento podemos ser llamados. Por eso debemos estar preparados y no hacer como el rico de esta parábola que pensaba con mentalidad humana y había olvidado la voluntad de Dios que supone, sobre todo, ejercitarse en la caridad con el necesitado. Él iba a lo suyo pero, para su desgracia, lo suyo también era de Dios empezando por su propia vida.


JESÚS, en demasiadas ocasiones nos aferramos a las cosas del mundo y olvidamos las que, de verdad, nos convienen. Ayúdanos a no olvidar que lo único que debería importarnos es la vida que nos has ganado junto a Dios.



Eleuterio Fernández Guzmán


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