22 de febrero de 2013

Saber Quién es Cristo



Mt 16,13-19

En aquel tiempo, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: ‘¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?’. Ellos dijeron: ‘Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas’. Díceles Él: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?’. Simón Pedro contestó: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo’.

Replicando Jesús le dijo: ‘Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos’”.

COMENTARIO

Jesús pregunta a sus apóstoles acerca de quién cree la gente que es Él. Por lo general, existe un gran despiste entre sus contemporáneos. Parece que no han comprendido que es el Hijo de Dios enviado por Dios para salvar al mundo que tanto había esperado el pueblo judío.

Simón, luego Pedro, sabe quién es Jesús. Por eso lo dice sin temor a equivocarse. Le ha inspirado el Espíritu Santo y por edo ha dicho que es el Hijo de Dios quien le pregunta. Eso le vale una alabanza de parte de Jesús: ha sabido aceptar al Espíritu Santo aquel hombre que luego le negaría.

Jesús hace algo muy importante: entrega las llaves del Reino de los Cielos a Pedro. Sobre él ha de edificar Jesús su Iglesia y, por eso mismo, otorga un poder muy especial a aquel hombre: el de atar y desatar. Todo quedará, en el cielo, como él haga en la tierra.


JESÚS, a Simón, a quien cambias el nombre por el de Pedro, le entregas las llaves de la Iglesia. Él, que supo reconocerte y, luego, negarte… Por eso es tan triste que nosotros, muchas veces, no cesemos de negarte en el mundo.




Eleuterio Fernández Guzmán


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