23 de enero de 2013

La misericordia


 
Miércoles II del tiempo ordinario

Mc 3, 1-6

“En aquel tiempo, entró Jesús de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: ‘Levántate ahí en medio’. Y les dice: ‘¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?’. Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: ‘Extiende la mano’. Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra Él para ver cómo eliminarle".

COMENTARIO

Cuando se lleva la ley hasta tal punto que es lo mismo que no tener en cuenta la misericordia, no se está haciendo bueno uso de la ley y se está primando el comportamiento excesivamente egoísta. Eso fue lo que la pasó aquel día a Jesús.

Curar o hacer otra cosa en sábado no estaba bien vista. Dios descansó al séptimo día y tal realidad había que respetarla. Sin embargo, el Creador tiene el corazón misericordioso y eso le permitió a Jesús curar al enfermo con la mano paralizada. Lo hizo porque sabía que debía hacerlo.

Los que perseguían a Jesús porque no les gustaba nada de nada lo que hacía pero, sobre todo, lo que decía, no perdieron esta ocasión para estar seguros de que querían confabularse para terminar con aquella amenaza a su forma de vida.

JESÚS,  la misericordia es mejor que otra cosa. Por eso curas a quien te necesita si, seguramente, te lo pide con confianza. Nosotros, sin embargo, pareciera que no tenemos mucha confianza en Ti.



Eleuterio Fernández Guzmán


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