Mc 12, 13-17
"Le
enviaron a Jesús unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna
de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: 'Maestro, sabemos que
eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque
no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda
fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o
no? ¿Debemos pagarlo o no?'
Pero Él, conociendo su hipocresía, les dijo: '¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario'.
Cuando se lo mostraron, preguntó: '¿De quién es esta figura y esta inscripción?'.
Respondieron: “'Del César'.
Entonces Jesús les dijo: 'Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios'.
Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.
COMENTARIO
Parece
sorprende que aquellos que tantas veces querían coger al Hijo de Dios en
un renuncio no acabaran de aprender que no era uno de los tantos
maestros que había en Israel sino que era el Maestro.
Cuando
le preguntan eso de la moneda ellos esperaban que dijera algo para
acusarlo, por ejemplo, de decir que se debía pagar los impuestos a Roma.
Y eso, en realidad, es lo que dijo.
Dijo,
sin embargo, algo que a lo mejor aún les molestaba más: había que dar a
Dios lo que era de Dios y eso, incluso para los que se creían tan
creyentes, no debía resultar fácil...
JESÚS, gracias por dejar las cosas claras y más que claras.
Eleuterio Fernández Guzmán
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