12 de agosto de 2022

Las cosas como deben ser

Mt 19, 3-12



Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: ‘¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?’

Él respondió: ‘¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, ‘los hizo varón y mujer’; y que dijo: ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne’? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido’.

Le replicaron: ‘Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?’


Él les dijo: ‘Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio’.


Sus discípulos le dijeron: ‘Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse’. Y Él les respondió: ‘No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!’”



COMENTARIO


Según vemos en muchas páginas de los Evangelios, en tiempos del Hijo de Dios había muchas partes de la Ley de Dios que se habían llegado a tergiversar con el paso de los siglos y Jesucristo había venido al mundo a que se cumpliese TODA la ley pero como Dios quería y no como el hombre había llegado a querer cumplirla.


El ejemplo del divorcio era uno que, al parecer, tenía muy claro el pueblo elegido por Dios: se podía divorciar un hombre de una una mujer según algunas que otras causas. Pero el Hijo de Dios no entendía tal tema de la misma forma sino como la entendía Dios porque Él era Dios hecho hombre.


Lo último que dice Jesucristo muestra que no todos los presentes alcanzaban a entender sus palabras. Sin embargo, es seguro que algunos de ellos sí entendieron lo que quería decir con aquello de que Dios había unido al hombre y a mujer y que eso era para siempre.



JESÚS, gracias por poner las cosas en su sitio.



Eleuterio Fernández Guzmán

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