Jn 12, 24-26
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‘Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.’”
COMENTARIO
No podemos negar que este Evangelio de San Juan tiene mucho de importante y nos pone sobre la pista de cómo debemos ser y, en fin, de cómo debemos comportarnos.
Amarse a sí mismo no es bueno camino para el Cielo y sí lo es aborrecerse a sí mismo con lo que eso supone de tener más que claro qué es lo que nos importa porque Dios no puede querer queseamos egoístas sino, justamente, al contrario.
Y por último, nos dice el Hijo de Dios que seguirlo a Él supone ponerse en actitud de servicio, en servir. Y es que lo mismo que hizo Jesucristo en su primera venida al mundo, servir, es lo que ha de querer para nosotros, sus hermanos.
JESÚS, gracias por ponernos sobre la pista que lleva a la vida eterna.
Eleuterio Fernández Guzmán
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