25 de noviembre de 2021

La liberación de Cristo

Lc 21, 20-28


"Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida:

'Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad que se alejen; y los que estén en los campos que no vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.

¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.

Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.

Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.'"



COMENTARIO

No podemos negar que las advertencias que recoge el Evangelio de San Lucas y que van referidas a lo que ha de pasar, son bastante duras de escuchar. Y es que el Hijo de Dios no quiere que sus hermanos, aquellos que Dios quiso que fueran suyos para que los salvara, caigan en la fosa de la que tanto habla el salmista. Por eso advierte una y otra vez, y otras veces más, acerca de lo que pasará cuando venga, cuando vuelva, el Hijo del hombre o, lo que es lo mismo, Él.

Esto ha de querer decir que debemos estar preparados pero, sobre todo, ha de querer decir que eso va a suceder. Y es cierto que no sabemos cuándo porque eso sólo lo sabe Dios mismo. Sin embargo, debemos gozar con tal momento por muy terribles cosas que entonces sucedan porque, como dice Cristo, se acerca nuestra liberación. Y eso debería bastarnos para estar preparados.


JESÚS, gracias por tranquilizar nuestro corazón.



Eleuterio Fernández Guzmán

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