12 de octubre de 2021

Las cosas claras

Lc 11, 27-28



27 Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: ‘¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron! 28 Pero él dijo: ‘Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.’”



COMENTARIO

Es más que seguro que aquella mujer se llevara algo así como una desilusión cuando quiso decir algo que a ella le parecía importante. Y, en realidad lo era pues suponía alabar a la Virgen María aunque ella, seguramente, no supiera quien era. Ella quería dejar claro que había quien merecía un respeto muy algo y así lo hacía saber.

Ciertamente, no es poco importante alabar a la madre de alguien pues supone eso que hay cierta querencia por ella aunque no se la conozca. Sin embargo, como tantas veces sucede, el Hijo de Dios ve las osas de otra manera y no siempre está de acuerdo con quien dice algo que, en principio, se puede recibir como cosa buena.

El caso es que para Jesucristo es importante quien al escuchar la Palabra de Dios no dice algo así como “qué bonita es” sino que la tiene por Verdad (y es que lo es) y,acto seguido, como dice Cristo, la guarda. Pero no la guarda para esconderla debajo de ningún celemín sino que lo hace para ponerla en su corazón y, desde ahí, llenar de vida todo el ser. Y eso es lo que hizo María.



JESÚSgracias por poner en un punto tal alto a tu Madre.




Eleuterio Fernández Guzmán

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