Mc 11, 13-17
"Le enviaron a Jesús unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: 'Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?'
Pero Él, conociendo su hipocresía, les dijo: '¿Por qué me tienden una trampa?
Muéstrenme un denario'.
Cuando se lo mostraron, preguntó: '¿De quién es esta figura y esta inscripción?'.
Respondieron: “Del César'.
Entonces Jesús les dijo: 'Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios'.
Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.
COMENTARIO
Ciertamente, en tiempos de la primera venida al mundo del Hijo de Dios podemos decir que había personas que no acababan de darse cuenta de lo que estaba pasando y perseveraban en el error una y otra vez sin atender a la verdad de las cosas.
Aquellos que le preguntaban a Jesucristo sobre el tributo lo hacían, en el fondo, dándose cuenta de que Jesús no era políticamente correcto ni atendía al qué dirán. Y eso sí lo apreciaban en las acciones del Enviado de Dios. Por eso le preguntan sobre el impuesto a pagar a Roma que era, eso sí, gran preocupación para sus bolsillos.
Cristo, de todas maneras, les dio una lección que no debían haber olvidado pero que, como sabemos, de poco les sirvió para comprender. Y es que sí, hay que darle al poder civil pero sin olvidar lo que Dios merece que es, siempre, mucho más.
JESÚS, gracias por aclarar las cosas.
Eleuterio Fernández Guzmán
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