24 de agosto de 2019

Creer a Cristo

Jn 1, 45-51

"45 Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret'. 46 Le respondió Natanael: '¿De Nazaret puede haber cosa buena?` Le dice Felipe: `Ven y lo verás'. 47 Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». 48 Le dice Natanael: `¿De qué me conoces?`` Le respondió Jesús: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49 Le respondió Natanael: ``Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. 50 Jesús le contestó: `¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». 51 Y le añadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."

COMENTARIO

Al principio, en aquel tiempo en el que el Hijo de Dios apenas tenía discípulos los que sí tenía daban noticia de la Buena Noticia: habían encontrado al Mesías y, para que se comprendiera, a Aquel de quien escribiera Moisés y los profetas. Y es que estamos seguros de que, ya entonces, Jesucristo había formado (al menos, algo) a sus primeros discípulos. Y esto lo dicen porque no pueden callarlo.

Hay quien, sin embargo, no cree hasta que no ve. Y es el caso de Natanael que no cree que de Nazaret pueda salir algo pasable y admisible. Lo que no sabe es que Aquel de quien le están hablando no ha nacido en Nazaret sino en Belén, la ciudad donde, según los libros Sagrados judíos, debía nacer el Mesías.

Jesucristo, por supuesto, no se enfada con aquellas palabras de Natanael sino que reconoce en aquel hombre a un buen hijo del pueblo elegido por Dios pero, al parecer, algo corto de entendederas...

JESÚS, gracias por ser tan franco con Natanael y con nosotros mismos.

Eleuterio Fernández Guzmán

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