19 de agosto de 2019

De lo que vale la pena ser rico


Mt 19,16-22

“En aquel tiempo, un joven se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?’. Él le dijo: ‘¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos’. «¿Cuáles?» —le dice él—. Y Jesús dijo: ‘No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo’. Dícele el joven: ‘Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?’. Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme’». Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.”


COMENTARIO

Aquel joven se las prometía muy felices. Y es que sabía que su vida de fe había sido completa a lo largo de toda su vida. Y sí, al parecer, los preceptos del Decálogo los había cumplido, según la letra, a la perfección.

Como es bien sabido, el Hijo de Dios siempre va más allá de lo que cualquiera pueda creer o pensar. Y no tiene en cuenta sólo la superficie de las cosas sino que ahonda y llega al corazón de la verdad espiritual.

Ciertamente, el corazón de la verdad espiritual hace que aquel joven se dé cuenta de que, en el fondo, no ha llegado al fondo de las cosas. O, también es posible, que se diera cuenta, sólo, de que iba a dejar de ser rico…

JESÚS, gracias por poner los puntos sobre todas las íes.

Eleuterio Fernández Guzmán

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